En un país donde los sueños a veces se tornan muy lejanos, donde la esperanza es inexistente para muchos y la pobreza está latente en las esquinas de nuestras casas; ¿podríamos hablar de historias fantásticas, lugares inimaginables e incluso invenciones de tesoros? Hay mucho que pensar para dar respuesta a esta pregunta de una forma objetiva en la medida de lo posible, aunque, de antemano pido disculpas si este escrito se ve embargado por mi patriotismo desbordante y amor por mi profesión.
Es bien sabido que Colombia es un país opacado por la penumbra pero que a pesar de esto; y como lo recita el escritor Robert Louis Stevenson en su libro la isla del tesoro; libro inspirador de este ensayo,-“Soñar que podemos hacer milagros y que no los haremos, porque será más real imaginarlos[1]”-.Una hermosa frase con la que se podría evidenciar los pensamientos de los colombianos con un menos poder adquisitivo pero con una mentalidad aventurera y positiva frente al diario vivir, nuestros propios “piratas”.
Hace varios días tuve la oportunidad de aventurarme, seguir un mapa en busca de un gran tesoro, nuestro tercer tesoro, compuesto por tres hermosos e invaluables rubíes, que llamaremos, Manizales, Pereira y Armenia; colmado de infinitas piezas de oro, sus personas acompañado a su vez de joyas cortadas minuciosamente y arreglados para nuestro uso; hoteles, bares, restaurantes, parques, miradores, entre otros. Este gran tesoro lo llamamos TRIANGULO DEL CAFÉ.
Mi intensión no es dar una guía detallada para vivir esta experiencia, si no dar una vista panorámica de este hermoso tesoro. Al comienzo se torna un poco tedioso el imaginar 8 horas de viaje por tierra, pero el sentimiento que nos embarga, ese que a veces no nos deja dormir, no por miedo, si no de una enorme expectativa frente a lo que pasara…. Infinidad de preguntas y nervios de viajero, pero que en esta aventura se disiparon al ver esos hermosos paisajes que nos acompañaron a lo largo de nuestra aventura. Paisajes los cuales nunca quiero olvidar y que hicieron enamorarme aun mas de mi país que producen una sensación de calma pero de intimidación frente a la divina grandeza de la madre naturaleza, donde nosotros no somos más que pequeñas hormigas explotando su riqueza, felices de estar allí, sin sabe que al anochecer nuestra madre sigue igual de bella, nos aparta de la ciudad y nos arrulla con sus sonidos de grillos, el sonar de sus hojas y el viento e infinidad de sonidos que a lo lejos pareciera una sinfonía, todo esto y más lo vivimos en los hoteles termales de santa Rosa, Risaralda y Araguaney , en Quindío, El primero que nos dejo anonadados por su majestuosidad al mezclar componentes naturales tan hermosos como sus termales rodeados de muy lindas edificaciones pero que respetaba la belleza del lugar, además de esas caídas de agua tan hermosas que se escuchaban en la noche a lo lejos y que en el día nos desafiaron para ir a conocerlas, a través de senderos resbalosos, piedras, caminos, simulados por el hombres con guaduas, Y muchos otros retos que hicieron más impactante la búsqueda de este tesoro, en la que muchos nos dimos cuenta que nuestras limitaciones mentales pueden llegar a controlarnos y hacernos perder cosas maravillosas en la vida, en este caso observar y sentir de cerca esas hermosas gemas sus paisajes inolvidables encontrados muchos de ellos a lo alto del Santa Rosa de cabal.
En cuanto a nuestros rubíes, Manizales, es una ciudad preciosa muy organizada, colmada de atractivos e historia, un pilar que tengo que volver a visitar, porque lamentablemente el tiempo fue muy poco y perdimos muchas cosas lindas de esta ciudad, incluso de la experiencia en general. Su plaza donde celebraban el teatro callejero repleta de gente y de edificaciones muy lindas como la catedral, la alcaldía y la plaza de bolívar en si es muy linda, resaltando su monumento principal. La parte que mas disfrute fue el Monumento a los colonizadores donde vimos los tesoros propios de la región, la catedral de Chipre y otras edificaciones de gran importancia para esta cultura que refleja su cultura e incluso sus creencias, como que la forma en la que están ubicadas tiene un gran significado y los consideran sus tesoros arquitectónicos. De nuestro segundo rubí, también hay cosas hermosas pero que no disfrute en su totalidad porque todo fue muy rápido, dimos solo un vistazo a lo lejos sin llegar incluso a percibir algo, sin captar emoción alguna, en realidad me dejo un poco triste las pocas cosas que logre entender, pero aun así se debe resaltar que es una ciudad hermosa y debe tener muchas cosas que me logre cautivar como sus hermosos puentes, el bolívar desnudo en su plaza principal, el restaurante mama flor , unas de las cosas que recuerdo pero que aun así me traen buenos pensamientos y a su vez nostalgia de lo poco que lo tuve en mis manos; al igual que Salento donde no pudimos llegar a tiempo apara observar el valle de cócora, ver el hermoso paisaje que nos presenta de día, las palmas de cera nuestro árbol nativo, pero que aun así percibimos su tranquila noche , compartimos con grandes artesanos de la región que dejan deslumbrados con su creatividad.
Cada día que pasaba me llenaba mas de entusiasmo y de amor por mi patria hasta el punto de no creer que estuviera pasando no quería que esto terminara, quería seguir y seguir inspeccionando ese tesoro con un sentimiento de avaricia porque siempre quería mas, conocí el jardín botánico del Quindío una joya arreglada para el hombre que deslumbraba por su calma; la conservación que se le ha dado, el ambiente educativo y expedicionario, además de sus hermosas estructuras entre ellos el mariposario; una réplica gigante de mariposa en forma de “invernadero” para más de **** especies de este insecto una experiencia inolvidable hasta el punto de sentirse un invasor total en su habitad, pero de la cual queremos hacer parte, porque de alguna forma sentimos envidia de su belleza y tranquilidad.
Luego, llegando a uno de los lugares más representativos del Quindío, si no del triangulo del café, un lugar muy hermoso donde se mezcla de una manera muy agradable atracciones mecánicas, la cultura cafetera y la naturaleza en general. En este lugar sí que me sentí perdida son saber por dónde comenzar, monté en el teleférico donde me sentía encerrada al no poder volar y sentir todo eso tan bonito que estaba a mis pies, el viaje más relajante de mi la aventura y solo dura unos pocos minutos, definitivamente en este parque uno si conoce la cultura cafetera, de una forma divertida y dinámica un día que la verdad nunca pensé que terminaría, pero que no se comparaba con lo que vendría más adelante, con el canopy, ubicado a 10 minutos de araguaney, esta experiencia fue única, no fue mucha adrenalina, fue un respiro mezclado con unas ganas incontrolables de libertad como si esos guaduales estuvieran ahí solo para mi, y por un minuto fuésemos uno solo en el mismo lugar, compartiendo el mismo aire, y viendo el mundo de la misma altura una experiencia que uno no puede dejar de vivir y más aun cuando tenemos la dicha de encontrarnos de nuevo con senderos, en medio de guaduales y cafetales llenos de historia “El sendero del abuelo”, sentir la agricultura la calma del campo causal de deseo ferviente de compartir nuestra vejez en un lugar como este, vivir de la tierra y convivir con ella de una forma verraca y con ahincó por lo que se quiere como todo buen paisa y agricultor que se respete.
Finalmente y puede que se me escapen muchas cosas, debo decir que en este país que suceden tantas cosas malas pero que existe aun el positivismo, si podemos hablar de fantasías y cuentos donde nuestra olla de oro al final del arcoíris es la paz, y que para llegar a ella debemos darnos la oportunidad de soñar y conocer nuestras tierras, para de esta manera darnos cuenta que la desigualdad no debe ser algo influyente en nuestros corazones y forma de pensar, debemos sensibilizarnos de muchas maneras y darnos la oportunidad que sí en nuestro país somos diferentes los unos con los otros pero que esas diferencias culturales es lo que verdaderamente hace a nuestro país un verdadero potencial, no solo turístico sino cultural, científico entre muchas otras oportunidades, al conocer ese arcoíris sernos capaces de respetarnos y tolerarnos no como santandereanos, costeños, cachacos, paisas, caleños; sino colombianos que somos, porque no podemos esperar nada del exterior si nosotros no nos damos cuenta de lo que tenemos. En el momento tristemente debemos luchar por nuestras tierras con leyes y formas estructuradas en el mejor de los casos, y los cuentos, aquí solo son sueños para muchos pero historias y tradición oral que aún se conserva en el corazón de nuestras personas más humildes, nuestra verdadera Colombia, conócela y disfrútala.